Reconocer la trayectoria de importantes científicos de nuestro país no es solo un acto institucional o político, sino también, un hecho cultural. Es por ello, que cada dos años, se destacan las figuras de investigadores que han realizado invaluables aportes a Chile, a través del Premio Nacional.

Este año fue el Dr. Romilio Espejo, bioquímico y Profesor Titular de la Universidad de Chile, quien ganó el Premio Nacional en la categoría de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, por su vasta experiencia en biolixiviación e ingeniería genética, entre otras áreas. “Fue una sorpresa, porque no había postulado en esta ocasión, sin embargo, y en último momento, presenté mis papeles. De hecho, cuando me notificaron estaba muy lejos de Santiago, y por supuesto, quedé muy honrado y agradecido con la noticia”, señala.

Una de las principales áreas en las que el Dr. Espejo ha realizado importantes aportes, fue en la biolixiviación minera, siendo parte de un equipo pionero en Chile que diseñó un complejo proceso para la obtención de cobre. “La mayoría del trabajo que realizamos en esta materia, requería de mucha investigación en ingeniería, principalmente de modelos físicos, pero también, se necesitaba comprender cómo el cobre era liberado del mineral por medio de la acción de bacterias, por lo que mi aporte en ese grupo fue demostrar que había bacterias actuando en el proceso, y que la eficiencia en que trabajaban estas bacterias era decisiva en el proceso de extracción”.

Toda la investigación ligada a esta área se desarrolló en una empresa privada que invirtió grandes capitales para su desarrollo, conformando un equipo de aproximadamente 50 profesionales altamente calificados. Esto, y en propias palabras del Dr. Espejo, demuestra cómo la empresa y la ciencia pueden funcionar cohesionadamente en pro del desarrollo de Chile. “El trabajo que desarrollamos fue protegido bajo una patente antigua que dio paso a la creación de las dos únicas plantas en Chile que trabajan en base a la biolixiviación, estas son: Cerro Colorado y Quebrada Blanca. De esta manera, y ya para cuando venció la patente, se fue expandiendo la forma de extracción de cobre para otros lugares, y surgieron nuevas plantas biolixiviantes. Lo anterior permitió que, en algún momento, cerca del 50% del cobre chileno que se extraía en ese momento, fuera por medio de esta técnica. Es un gran logro que debió ser más reconocido en su tiempo”, reflexiona.

El intrigante mundo de las bacterias biolixiviantes

El proceso normal de extracción del metal rojo se genera por medio de su fundición, y casi todo el azufre resultante de este proceso, o bien desaparece como anhídrido sulfúrico, o es liberado a la atmosfera para posteriormente ser recogido como ácido sulfúrico. En este escenario, y frente a una opción distinta de extracción de cobre, el Dr. Espejo se interesó por las bacterias extremófilas que, en lugar de oxidar azúcares, oxidan sulfuros. “Llegué por el interés científico de tener estas bacterias, cuya fuente de energía son los sulfuros. En ese sentido, era muy impresionante ver cómo desde las grandes pilas donde se aglomera el material, va saliendo un líquido ácido con el cual se va regando la superficie para sacar el cobre ya solubilizado. Más interesante aún, fue evidenciar a un grupo de artrópodos que estaban flotando sobre este líquido ácido, los cuales estaban aparentemente alimentándose de las bacterias que están en el líquido, ahí había una cadena trófica donde el componente esencial del sistema eran bacterias que crecían oxidando azufre en lugar de realizar la fotosíntesis. Uno encuentra vida donde menos se lo espera”, acota el Premio Nacional.

El Dr. Espejo, compatibilizaba sus labores de investigación y trabajo en la empresa de manera óptima, de hecho, formando parte de este equipo, podía hacer investigación básica en torno a cómo funcionaban las bacterias que les interesaban. “Llevé, en ese entonces, mi proyecto Fondecyt a la empresa y logramos diversas publicaciones. Lo interesante de ello, es que el lugar donde se hizo la investigación fue una empresa y no una universidad, como es lo usual. Todo este trabajo fue muy grato de realizar, ya que el equipo lo componía gente de mucha experiencia, la cual era muy abierta a discutir los fenómenos que evidenciábamos. Había un trabajo intelectual intenso en su interior”, acota.

Finalmente, y en palabras del destacado científico, “este premio a pesar de que sea en ciencia aplicada, siento que se debe a mi constante interés por estudiar los fenómenos básicos y a partir de esos estudios, analizar qué cosas provechosas pueden salir. En la actualidad hay bastante investigación aplicada que logra su fin muy rápidamente, sin estudiar las bases del fenómeno, y eso ha llevado a grandes frustraciones. Mi consejo es enfatizar en los fenómenos”, finaliza.

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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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