– Investigadores desarrollaron documento que además fue recientemente publicado en Revista Environmental Humanities.

– Claudio Latorre, científico del IEB, académico de la PUC, y uno de sus autores, sostiene que es urgente enfrentar los desafíos planetarios desde una mirada interdisciplinaria.

¿Cómo repensar la relación entre naturaleza y sociedad en una nueva época geológica marcada por la influencia del hombre?, es una de las interrogantes que se planteó un grupo de investigadores chilenos, mientras caminaba por las costas de Las Cruces. Fue así, a orillas del mar chileno, que nació el Manifiesto del Antropoceno, documento que promueve las bases para construir un nuevo pacto de convivencia sobre la Tierra. Dicha declaración, desarrollada por científicos de las ciencias naturales y sociales, dio origen a un estudio que fue recientemente publicado en la Revista internacional Environmental Humanities (https://read.dukeupress.edu/environmental-humanities/article/11/2/467/140786/The-Anthropocene-in-ChileToward-a-New-Pact-of?fbclid=IwAR2ric1dle9gY0pT2V-8drIhsZQWbRDzXnSaBC3Kr8sS-9V06ICxm86x_nc#).

Claudio Latorre, investigador asociado del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y uno de los autores de esta declaración, explica que es urgente abrir el debate a la sociedad completa e instalar una discusión profunda, que permita afrontar los desafíos de esta nueva época que vivimos, en la que se estima una posible extinción de las condiciones ambientales fundamentales para la vida humana en el planeta. “El Antropoceno tiene origen en las ciencias de la tierra, donde se plantea que podría estar en una nueva época geológica, definida por la irreversible alteración de condiciones biológicas y geológicas a escala planetaria, como consecuencia de la actividad del hombre”, señala el paleoecólogo y académico de la Universidad Católica de Chile.

El Doctor en Biología Evolutiva, explica que los discursos actuales sobre sustentabilidad, ecología y las intervenciones puntuales, no logran responder a la escala de este desafío, que va más allá del cambio climático. Por tanto, señala que es necesario abordar los ejes centrales de este nuevo pacto de convivencia, el cual busca redefinir la “manera de vivir juntos, todos y todas, animales, vegetales, minerales y microrganismos en este planeta”, a través de cinco convicciones fundamentales. Estas son: interdependencia, diversidad, acción situada, creatividad y esperanza.

Así, en primer lugar, la declaración sostiene que nuestra existencia, al igual que la de todas las especies, vivas y por venir, está vitalmente entrelazada en relaciones de interdependencia, y que el Antropoceno nos obliga a reconocernos como seres en ella. Del mismo modo, se llama a reconocer el valor intrínseco y no instrumental, de la diversidad de especies que componen a este sistema, y a celebrar la diferencia entre saberes, identidades y conocimientos.

“Apostamos por la capacidad de los cambios planetarios para crear nuevas relaciones y posibilidades, para abrir horizontes de acción más integrales, para cuajar nuevas instituciones políticas y sociales, para refundar la práctica científica y nuestro habitar cotidiano. Este manifiesto no es para sollozar por lo destruido o para empantanarnos en la melancolía: es para CREAR, y para hacerlo YA”, se describe.

Cambio de época geológica

Aunque dentro de la comunidad científica aún se discute su real existencia y en qué momentos de nuestra historia se inicia, el Antropoceno se describe como una época geológica que reemplaza al Holoceno, etapa que abarca los últimos 11.784 años, desde el fin de la última glaciación, y que a su vez se inserta en la recta final del período actual, el Cuaternario.

En ese contexto, se estima que el Antropoceno podría haber comenzado durante la revolución industrial, donde las actividades humanas causaron un fuerte impacto no sólo en el ámbito económico y social, sino también, sobre los ecosistemas terrestres. “Nos tocó la suerte de que nuestra civilización se desarrolló en un período interglacial particularmente largo. Pero en un mundo donde estamos aumentando los gases invernaderos, lo que estamos haciendo realmente, es un experimento a escala planetaria, que le está quitando el control climático a los controles naturales de las glaciaciones, situación que podría hacer imposible la existencia de otra glaciación en un futuro. cercano. Eso validaría que el Antropoceno se trataría de una nueva época geológica y no de un período interglacial más. Asimismo, la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártica, y el adelgazamiento de glaciares en todo el mundo, son fenómenos anómalos que nos hacen pensar en la dificultad de llegar al balance que antes existía”, comenta Claudio Latorre.

El Manifiesto explica que el cambio en las condiciones de la biósfera -sistema formado por el conjunto de seres vivos- sería fruto del colonialismo, el capitalismo y la sociedad de consumo, escenarios que habrían otorgado un carácter insostenible a la agricultura, la industria y a nuestras ciudades. “El Antropoceno indica un proceso a la escala del tiempo profundo en la historia de la Tierra, más allá de transformaciones ecosistémicas puntuales. En último término, esta era indica la posible extinción de las condiciones biosféricas que posibilitan la vida humana sobre la Tierra”, señala el documento. Bajo ese panorama transversal, el Manifiesto explica que esta nueva época, ha generado un intenso debate no sólo en las ciencias de la tierra, sino también en las ciencias sociales, humanidades y artes, con el fin de repensar la relación entre naturaleza y sociedad, la co-habitación entre humanos y procesos biofísicos, y el tipo de conocimientos y saberes que se requieren para entender y afrontar el cambio planetario.

Por todo ello es que la declaración también adhiere a la idea de crear una nueva Constitución y realizar cambios que permitan ampliar los espacios de participación política y ciudadana. “Si el Antropoceno nos obliga a pensar quiénes somos y cómo queremos vivir en y con la Tierra, entonces también desafía la solidez de nuestro arreglo democrático. El voto por sí solo ya no sirve para sostener los lazos que nos unen en un pacto social. Tenemos que crear otros espacios –deliberativos, amplios e inclusivos—para hacer florecer nuevos compromisos colectivos y nuevas definiciones de nuestra posición en y responsabilidad con el planeta”, se detalla en el escrito.

Estos desafíos, también incluyen el incrementar los lazos de solidaridad, y redefinir el concepto de bienes comunes, otorgando así, derechos a todas las especies. “Lo anterior significa expandir la figura del derecho a todas las especies y en múltiples tiempos y escalas espaciales. Ya no se trata sólo de reconocer que algunos animales no-humanos tienen capacidades sintientes, identitarias y cognitivas, sino más profundamente de que nuestra vida depende del enmallado que establecemos con entidades de todos los reinos”, se establece.

Otro de los puntos que reconoce el Manifiesto, es el foco en la justicia socio-ambiental, un elemento que también ha cobrado mayor fuerza en el debate político y científico, desde que ocurriera el estallido social de octubre. Esto, ya que el Antropoceno no tendrá los mismos efectos en todo el planeta, ni dentro del país: “Chile lo experimentará de manera específica y tenemos que saber cómo, dónde y por quiénes será vivido, para diseñar políticas públicas que sean de verdad efectivas y que se sostengan en el tiempo”.

Fuente: ieb-chile.cl