El Manifiesto del Antropoceno nace desde la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), lugar donde se quiso abrir el debate de lo que significa este concepto desde un punto de vista interdisciplinario. En ese sentido, se coordinó un grupo de trabajo que aunó muchos puntos de vista, bajo la discusión de entender el significado de vivir esta etapa de la vida en la Tierra. La discusión fue mucho más allá del quehacer científico, y buscó configurar una fuerza de desarrollo para la sociedad del futuro.

“Una de las cosas en la que hicimos hincapié fue en cómo la actividad humana globalizada es el motor del Antropoceno, estando ligada directamente a la cantidad de habitantes de nuestra especie que hay sobre la superficie terrestre. Es muy probable que en 10.000 años más, las huellas que hayamos dejado serán perfectamente detectables en el futuro registro geológico”, explica el Dr. Claudio Latorre, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la PUC.

Bajo esta premisa, una de las críticas que se desprenden del Manifiesto del Antropoceno en Chile, está vinculada con la sociedad de consumo en que vivimos actualmente. “El único mundo donde una sociedad de consumo es posible, es una donde los recursos sean infinitos, sin embargo, la Tierra tiene recursos limitados. En este aspecto, y si bien hemos logrado desarrollar tecnologías que han permitido la extensión de estos recursos, no se puede desconocer que tal hazaña ha traído enormes y negativas consecuencias para diferentes tipos de ecosistemas. Por ejemplo, a comienzos del siglo XX, se desarrollaron procesos artificiales que permitieron la fijación de nitrógeno, y que de paso terminaron con la industria salitrera en el norte del país, propiciando un boom de crecimiento en la población que no hubiese sido posible sin esa tecnología. Por el contrario, la otra cara de la moneda fue que, esa misma tecnología, trajo consigo, cambios nada positivos en el océano y lagos de la zona, debido al escurrimiento de nutrientes que alteró los ecosistemas costeros”, enfatiza el Doctor en Ecología y Biología Evolutiva.

En el alero de este complejo escenario, muchas de las soluciones propiciadas por la tecnología han acarreado consigo determinados problemas, lo que ha demostrado la incapacidad de sostener una economía cuyo crecimiento se base en recursos infinitos sin dañar la biósfera. “La crítica que se hace desde el manifiesto, es que ese modo de ver el mundo tiene que cambiar, y eso se logra a medida que entendamos que los seres humanos somos parte de un sistema terrestre integrado, el que es fundamental para como soporte para la vida, lo cual permite que tengamos una chance de seguir sobreviviendo como la sociedad globalizada que hoy en día somos. Por lo que, si no somos capaces de cohabitar con la naturaleza, nuestra sociedad estará en peligro”, señala el Dr. Claudio Latorre.

En el mismo contexto, el Dr. Latorre se refiere a la discusión actual sobre el calentamiento global, señalando que: “Este es uno de los tantos aspectos que componen al Antropoceno, y todos estos síntomas, son producto de la manera en que los seres humanos nos hemos relacionado con la naturaleza, todo esto bajo una errada mirada de que somos únicos o especiales y que estamos por encima de todas las cosas, lo cual es una falacia, ya que los seres humanos somos parte del sistema natural, y justamente ese es uno de los argumentos sobre los cuales, como grupo de investigadores, queremos levantar conciencia. En ese sentido, lo que propone el Manifiesto es que esas cosas deben cambiar para proponer un trato para que todos los seres en este planeta puedan vivir juntos”, concluye.

 

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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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