El “Molle, el árbol que presenció todo, mi testigo vivo. Hoy patrimonio de la Facultad que lo acogió y resguardó”, Lilian Duery A, su autora.

No es un compendio académico, es un relato vivencial que muestra la extraordinaria generosidad que tuvieron investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile con quien fue su alumna y que, por lo mismo, le dieron alas para desviar sus intereses hacia el periodismo científico y con base suficientemente sólida para proseguir en esta exigente ruta hasta la fecha.

En un extracto, ella cuenta el por qué tanto cariño a “sus personajes”, entendiendo que tuvo que constreñir su lista para no convertir el libro en un grueso volumen que nadie leería:

“En uno de esos masivos encuentros y todavía como alumna ya me proponía difundir la ciencia. Insistente y majaderamente enviaba notas al diario El Mercurio para comenzar a capturar la atención de gobernantes, políticos y parlamentarios sobre la importancia de esta labor exploradora de la vida misma y, a la vez, un trampolín para salir del subdesarrollo. Me informaba de una investigación y muy busquilla la ataba a una meta promisoria cuando entonces ni se podía hablar de ciencia aplicada, lo que de veras no tiene división. La diferencia es la apuesta que se hace”.

“En el gran acto de inauguración de ese evento, con una confluencia de al menos unos 600 investigadores de distintas facultades y universidades, el discurso lo pronunciaba el presidente de la Sociedad de Biología, el grandísimo mismo Hermann Niemeyer Fernández”.

“Al final de su alocución comenzó a presentar a alguien que cumpliría una trascendental misión para empujar el quehacer científico en el país con mayor presupuesto y, sobre todo, una política decidida y orientadora del parte del Estado. Pidió aplausos y dijo “esta persona se aquí con nosotros sentada en primera fila. “Lilian Duery acérquese que queremos escucharla”, pronunció. Muy desconcertada y con una timidez atípica en mí me negaba a su propósito. Me aferraba a la silla como si me llevaran a una horca con cientos de testigos en la ejecución. Era una simple alumna; no entendía bien. Llegó a mí, me extendió su mano y me dirigió hasta el podio”.

 En parte de la presentación precisa “mi conexión con cada uno de ellos nunca se interrumpió y, por tal motivo, hago referencia de ellos fuera de la Facultad sin seguir un orden estrictamente cronológico que, por lo demás, sería aburrido. Como escritora de las dos columnas semanales del diario El Mercurio durante 15 años, “Ciencia y Tecnología” y “Medio Ambiente y Desarrollo”, seguí recurriendo a ellos para dar contexto exacto a las noticias, algo tan necesario hoy con tanto caudal de información, muchas veces con contenidos aparentemente novedosos cuando ya son añejos o falsos y perturbadores.

Los personajes que Lilian Duery menciona con emotividad y agradecimiento, algunos que ya partieron y otros que leyeron su libro, se encuentran Francisco Varela, Humberto Maturana, Mario Luxoro, Jorge Allende, Camilo Quezada, Osvaldo Cori, Tito Ureta, Irma Vila, Liliana  Cardemil, Jorge Babul, y siguen los protagonista de esta historia.

La innovadora editorial We Print App le encantó  la idea y publicó por su cuenta este libro por su aporte  humano del quehacer científico, tan desconocido en este país.  Su objetivo es que esta breve narración llegue a investigadores y acerque a los que no lo son a este fascinante mundo que se sumerge en las bases mismas de la vida.

Imprime a pedido en el link: https://www.weprint.app/products/64


Lilian Duery Asfura

Periodista y escritora científica que construyó su propia trayectoria profesional partiendo de su formación en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, la que complementó a través de numerosos científicos, profesionales de la prensa escrita y médicos que la fueron instruyendo por este camino que consagra con entusiasmo hasta el presente.

Desde sus inicios, incluso como alumna, la impulsó el valioso rol del quehacer de la ciencia de este país y como parte importante de la cultura de sus ciudadanos. Tiene más de 8.000 mil artículos y  notas periodísticas  a su haber, escritos en revistas (Creces, Orgyn, The Lancet y Al Damir) y en los diarios La Época y El Mercurio. Autora de “Avances del Conocimiento” (editorial Antártica, 1996) y la novela de ciencia ficción dura “La Marcha de las Anémonas” (2008, Editorial Espiral, España), junto con varios textos como editora, entre los que destacan su aporte del Cobre como bactericida y otros que resultaron galardonados.

Trabajó por 15 años en el diario El Mercurio, a cargo de dos columnas semanales, “Ciencia y Tecnología” y “Medioambiente y Desarrollo”,  cuyos méritos la hicieron acreedora del Premio Nacional de Periodismo Científico “Hernán Olguín”, instituido por primera vez en 1996 por el Laboratorio Chile, y el Premio Oxígeno, concedido por la Universidad de Santiago en 1993. Desde 2012 su labor comprende difundir el grueso conocimiento que produce la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, desde donde abarca las más amplias materias, incluyendo  el actual cambio climático de la Tierra que comenzó a comunicar con inquietud desde los años 90.


Lilian Duery Asfura

Periodista y escritora científica que construyó su propia trayectoria profesional partiendo de su formación en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, la que complementó a través de numerosos científicos, profesionales de la prensa escrita y médicos que la fueron instruyendo por este camino que consagra con entusiasmo hasta el presente.

Desde sus inicios, incluso como alumna, la impulsó el valioso rol del quehacer de la ciencia de este país y como parte importante de la cultura de sus ciudadanos. Tiene más de 8.000 mil artículos y  notas periodísticas  a su haber, escritos en revistas (Creces, Orgyn, The Lancet y Al Damir) y en los diarios La Época y El Mercurio. Autora de “Avances del Conocimiento” (editorial Antártica, 1996) y la novela de ciencia ficción dura “La Marcha de las Anémonas” (2008, Editorial Espiral, España), junto con varios textos como editora, entre los que destacan su aporte del Cobre como bactericida y otros que resultaron galardonados.

Trabajó por 15 años en el diario El Mercurio, a cargo de dos columnas semanales, “Ciencia y Tecnología” y “Medioambiente y Desarrollo”,  cuyos méritos la hicieron acreedora del Premio Nacional de Periodismo Científico “Hernán Olguín”, instituido por primera vez en 1996 por el Laboratorio Chile, y el Premio Oxígeno, concedido por la Universidad de Santiago en 1993. Desde 2012 su labor comprende difundir el grueso conocimiento que produce la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, desde donde abarca las más amplias materias, incluyendo  el actual cambio climático de la Tierra que comenzó a comunicar con inquietud desde los años 90.