Vaticinios de un cambio climático:

Exalumna lanza publicación de una novela de ciencia ficción dura

Lilian Duery, formada en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, narra cómo la ingeniería genética en manos equivocadas puede causar estragos o, bien, ofrecer una salvación para la humanidad. Lleva a reflexionar hacia un “neohumano”.
Para sus interesados en: https://weprint.app/products/la-marcha-de-las-anemonas

Pasaron más de 15 años desde la publicación en España de esta novela de ciencia ficción dura (Espiral, 2008), la que hoy se convierte en una nueva edición sólo con menores detalles científicos, pero inalterable en el valor que tiene esta versión, cual es mostrar su mirada futurista de entonces, cuando el cambio climático, el que transcurre más allá de su variabilidad natural, permanecía inadvertido como noticia, una real.

Por tal motivo, WePrint App, me impulsó a publicar una segunda edición de esta novela, ahora en Chile. Una editorial que, a diferencia de las tradicionales que apilan libros en bodegas, solo los imprime a pedido, una invitación a contribuir con la reducción de tala de bosques como importantes sumideros de CO2.
Esta nueva edición es casi exacta a la anterior para mantenerse fidedigna a lo antes narrado. Solo fue acortada para que su atractiva y entretejida trama obtenga una mayor comprensión.

Como novata en literatura y periodista científica quizás exageré en la entrega de información. Sin embargo, ésta es necesaria si queremos aproximarnos no solo los orígenes del rápido ritmo con que se acelera el “natural” cambio climático, en este relato provocado por torpes y audaces pasos de la ingeniería genética, la que, por otro lado, se observa como un salvavidas para habitar en este hasta ahora nuestro único hogar.

Con algunos códigos QR de música que la inspiraron, la obra tiene fecha de inicio en 2010, durante plena festividad del Bicentenario de Chile. Se inicia con la pérdida de un embrión que evidencia que la muerte y la vida trascurre por doquier. Sumida en la tristeza, su madre, una bióloga, idea cómo mitigar el natural cambio climático que se acelera por la acción del Hombre, el que ha llevado a un aumento de la intensidad del efecto invernadero, con impactos que ya conocen y muchos de ellos ya irreversibles.

La historia transcurre a partir de una pronunciada elevación de CO2 que comienza a manifestarse con grandes repercusiones en el Océano Pacífico Sur por un error cometido en un centro de biomedicina, World Guide, ubicado en Chiloé. Su deplorable propósito no aplaca la ambición por lograr trasplantes de órganos biológicos con una mezcla de genes de un crustáceo y de embriones obtenidos de mujeres. Frenar el envejecimiento es la gran apuesta.
Probar estos experimentos, financiados por altos poderes de una elite manejada desde Rusia, metamorfoseó una de las especies de anémonas de mar, bellos invertebrados marinos que comenzaron a desprenderse de las rocas rumbo al continente antártico.

En su marcha comienzan a lanzar a destajo emisiones de CO2 a la atmósfera, impidiendo que este gas sea atrapado y sepultado en el fondo marino, principalmente por deglutir, a su paso, la biomasa de microalgas fotosintéticas, el primer eslabón de la cadena trófica. Mientras esta bomba biológica merma su actividad, también sucede lo mismo con la bomba física, abultando los mares debido al incremento de la temperatura de sus aguas.
Una pareja de científicos chilenos recibe la angustiante alarma de un Dorfi, quien advierte sobre el inusual suceso. Es aquí donde aparece este personaje, un encantador ser clonado y transgénico, camuflado como robot para no transgredir normas bioéticas, pero provisto de valores y espiritualidad encomiables, cuya existencia, con esta esencia, persiste.

En menos de un año, aparece la propagación de enfermedades infecciosas, avivadas por bacterias y virus. Comienza la alarma mundial por pandemias provocadas por patógenos, junto a suelos improductivos, anegación de zonas costeras y migraciones.
Surge el gran desafío tanto militar como civil de cómo liquidar a millones de estos ejemplares mutados y conducirlos a las profundidades Oceánicas junto al CO2 tragado antes de su liberación a la atmósfera.

El tiempo escasea. Ya en las aguas antárticas, crecen en tamaño y esparcen con alta eficiencia sus gametos para reproducirse. Había que impedir que completaran su ruta y cruzaran hacia el Hemisferio Norte. La humanidad queda expuesta a una crisis ambiental que se ensaña en mostrar las nefastas repercusiones sobre el clima al perturbar mínimamente la composición de la atmósfera, en este relato el CO2, el que ocupa apenas el 1% del total.

Se trata de una historia sin fin. ¿Qué sucede con la fotosíntesis sintética y los presagios auspiciosos sobre la tecnología del hidrógeno que deja de legado Dorfi? ¿Muere en realidad este personaje que pide al mundo no hacer copias humanas? ¿Qué más acontece? ¿Se consigue el resurgimiento de la vida en el océano Pacífico Sur y la Antártida? ¿Cómo reacciona la humanidad? Estas interrogantes y otras más están en esta fascinante novela de misterio, crimen y amor, en la cual todo puede ocurrir.


Lilian Duery Asfura

Periodista y escritora científica que construyó su propia trayectoria profesional partiendo de su formación en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, la que complementó a través de numerosos científicos, profesionales de la prensa escrita y médicos que la fueron instruyendo por este camino que consagra con entusiasmo hasta el presente.

Desde sus inicios, incluso como alumna, la impulsó el valioso rol del quehacer de la ciencia de este país y como parte importante de la cultura de sus ciudadanos. Tiene más de 8.000 mil artículos y  notas periodísticas  a su haber, escritos en revistas (Creces, Orgyn, The Lancet y Al Damir) y en los diarios del país. Autora de “Avances del Conocimiento” (editorial Antártica, 1996), la novela de ciencia ficción dura “La Marcha de las Anémonas” (2008, Editorial Espiral, España) y “El Molle que la ciencia tiñó de luz” (WePrint App),  junto con varios textos como editora.

Trabajó por 15 años en el diario El Mercurio, a cargo de dos columnas semanales, “Ciencia y Tecnología” y “Medioambiente y Desarrollo”,  cuyos méritos la hicieron acreedora del Premio Nacional de Periodismo Científico “Hernán Olguín”, instituido por primera vez en 1996 por el Laboratorio Chile, y el Premio Oxígeno, concedido por la Universidad de Santiago en 1993.

Entre 2012 y 2022, su labor comprendió difundir el grueso conocimiento que produce la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, desde donde abarcó las más amplias materias, incluyendo  el actual cambio climático de la Tierra que comenzó a comunicar con inquietud desde los años 90. Desde 2023 participa en proyectos de desarrollo sostenible, sin dejar su incursión como escritora.